El tratamiento de agua con ozono se viene utilizando desde hace más de 100 años como un método muy eficaz para la purificación del agua. Actualmente, la ozonización del agua está ganando aceptación a nivel mundial, principalmente como alternativa a los productos químicos tradicionales.
En el tratamiento del agua, el ozono actúa como el agente oxidante natural más rápido y efectivo que existe. Es un poderoso bactericida, virulicida y fungicida. El ozono destruye los microorganismos rompiendo por oxidación su capa protectora (lípidos). El ozono es 12 veces más soluble en el agua que el oxígeno. Los productos químicos actúan por envenenamiento Los productos químicos actúan por envenenamiento enzimático de los centros vitales, por lo que el ozono resulta ser miles de veces más rápido que los mencionados agentes químicos.
El uso del ozono en el tratamiento del agua permite conseguir, entre otras, las siguientes aplicaciones:
Acuicultura y piscicultura.
Decoloración completa del agua.
Desinfección de botellas y recipientes.
Desinfección de conductos y utensilios.
Disminución considerable del contenido de detergentes.
Eliminación completa de los fenoles.
Eliminación de los sabores y olores indeseables.
Eliminación de nitritos.
Eliminación de orgánicos como pesticidas, herbicidas, fenoleles.
Embotellado de bebidas.
Inactivación de virus.
Lavado de botellas y recipientes.
Lavado de frutas y verduras.
Precipitación del hierro y manganeso.
Reducción de DBO Y DQO.
Torres de refrigeración.
Transformación de alimentos.
Tratamiento aguas subterráneas.
Tratamiento de agua potable y residual.
La acción oxidante del ozono puede presentarse de tres formas diferentes:
Como oxidante, fijando uno de sus átomos de oxígeno.
Como oxidante, fijando sus tres átomos de oxígeno en un enlace doble o triple.
Como catalizador del oxígeno, acelerando la velocidad de las reacciones de oxidación en el aire ozonizado.
Algunas de estas características permiten que el ozono consiga resultados sorprendentes en los tratamientos de las aguas, gracias a su poderoso potencial oxidante con contaminantes convencionales como el hierro, manganeso, proteínas, ácidos aminados o ácidos húmicos, componentes que degradan el sabor, color y olor de las aguas. El ozono también oxida microcontaminantes orgánicos, como los detergentes, fenoles, hidrocarburos, pesticidas, herbicidas o fertilizantes minerales.
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