OZONOTERAPIA

imagen1022_38_3EL OZONO EN MEDICINA

Hoy, el ozono es usado en numerosas terapias y con resultados sorprendentes. Este gas es en realidad una fuente de numerosas ventajas para el ser humano.

Entre los efectos del ozono sobre nuestra salud podemos destacar:

Estimula las defensas, actuando como inmunomodulador. Estimula a los glóbulos blancos (linfocitos) incrementándose las defensas del organismo ante agresiones tanto externas (infecciones por diversos agentes como bacterias, virus, hongos, etc.)
como internas (células que degeneran en neoplasias, crecimientos anómalos, o enfermedades auto inmunes).
Es antioxidante, modulador natural del estrés oxidativo del organismo.
Es germicida, elimina agentes agresores (hongos, bacterias, virus).
Estimula la liberación de oxígeno por parte de los glóbulos rojos, mejorando la función circulatoria.

Los efectos del ozono son usados para el tratamiento y apoyo de otras terapias contra múltiples enfermedades:

En cáncer – es utilizado en diferentes procesos oncológicos.
Trastornos circulatorios.
Trastornos hepáticos (cirrosis, hepatitis).
Trastornos articulares (enfermedades reumáticas, artrosis y poli artrosis, hernias discales).
Carcinomas.
Esclerosis cerebral, Parkinson.
Várices y tromboflebitis.
Ulceras en pacientes diabéticos, gangrena.
Problemas ano-rectales (colitis ulcerosa, colon irritable, eccema anal, fisuras y fístulas anales, hemorroides).
Infecciones genitales, cándida, herpes.
Afecciones oculares (retinosis pigmentaria, glaucoma, cataratas)
Afecciones de la piel como las micosis (pie de atleta, caspa), acné, forúnculos, abscesos, etc.
Para las personas con psoriasis el agua ozonizada es de excelente resultado.

En pacientes que han intentado otras terapias sin demasiado éxito, y cuyas dolencias se han vuelto crónicas o han llegado a
un estado crítico, el ozono ha demostrado muchas veces una efectividad asombrosa.

Dentro de las afecciones tratadas se encuentran: heridas no cicatrizantes, quemaduras, úlceras de extremidades y de decúbito, infecciones virales, bacterianas y fúngicas, lesiones por radiación, asma, acné, hiperlipidemia, osteoporosis menopáusica, cirugía dental y enfermedad periodontal, gastritis, inflamación intestinal crónica, purificación sanguínea para transfusiones, etc.
De gran importancia es el hecho de que las células cancerosas poseen menor capacidad de defensa antioxidante que las normales, lo que las hace más susceptibles a la acción oxidativa del ozono. No obstante, la mayoría de los estudios carecen de adecuado control, por lo que se requieren esfuerzos de la comunidad científica internacional en este sentido.

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